una familia diferente

Trabajando con constelaciones familiares es muy común encontrar personas que sueñan con tener una familia diferente.

La mayoría de las veces el relato se basa sobre la rabia o la sensación de injusticia por causa de traumas, experiencias duras, traiciones o por poca conexión emocional con padres y hermanos.

Es una emoción real a la cual hay que dar espacio y atención para que pueda sanar poco a poco.

Pero si vamos más en profundidad hay más:

Dentro de nosotros, detrás de nuestras corazas creadas en los años, siempre se encuentra un niño que sólo quiere amor.

Si se consigue sostener por suficiente tiempo las emociones de rabia o de tristeza hacia los familiares, llega el momento en que uno conecta con la emoción originaria del niño:

Lo que se experimenta entonces es el profundo amor de un ser inocente que quería sólo ver a sus padres y a sus hermanos felices, plenos, alegres, serenos y amorosos.

En las constelaciones este movimiento interno puede ser más o menos fácil, pero si se le da tiempo, es invariablemente el liberatorio resultado final que siempre se experimenta.

Reconectar con ese amor familiar es un gran paso interno que trae mucha paz.

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A partir de allí el trabajo será aceptar que nuestros familiares que tanto queríamos ver felices no pueden despojarse de sus tristezas, porque esas tristezas son parte de sus historias.

Esas tristezas también los conectan con otras personas amadas que quizás perdieron o no pudieron tener de la manera que ellos querían.

Negar un luto sería negar un amor.

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Así abandonando la idea infantil que los padres deberían ser perfectos y felices, podemos comenzar a amarlos de manera adulta: como personas con sus historias difíciles que consiguieron dedicarse a su familia según sus fuerzas y recursos, en la situación que tenían y, al final, sosteniendo su propio destino por fácil o difícil que fuera.

Cuando este entendimiento llega en profundidad y se experimenta directamente, como pasa en las constelaciones, dejamos de querer familiares diferentes porque nuestro amor ya es diferente:

Ya no niega una parte de ellos sino que los abraza en su totalidad con su luz y su sombra.

Y eso sí, es una inmensa liberación.

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