Wednesday, 22 April 2020

historia V


“Sabías que las rosas de los vientos son diferentes cada día?” dijo el viejo marinero al joven que lo observaba perplejo sin entender bien la pregunta…
“las rosas de los vientos… Sabes de lo que te hablo?”
El joven dijo que sí con la cabeza pero estaba claro por su mirada que no entendía bien de lo que iba todo aquel asunto…

El viejo lo miró con sus ojos penetrantes y luego bajó la mirada y volvió a concentrarse en su trabajo: sus manos expertas estaban anudando una cuerda gruesa y rígida.

Después de un rato de nuevo el viejo quebró el silencio:
“la gente ve la rosa de los vientos y cree que siempre te enseña lo mismo: Norte, Sur, Este… Tramontana, Gregal, Mistral… pero no es así.
Un día el Oeste es fuerte, el día siguiente es minúsculo, insignificante, casi no se ve más.
Un día el Sur-Oeste se convierte en el nuevo Norte, pero un momento después ya se transforma en su opuesto. El opuesto del Norte!
Y cuál crees tú que sea el opuesto del Norte?
El Sur, dirás.
Pues… la verdad es que… depende!
Depende del día…
Un momento es el Este, otro momento es el Sur-Este.
Hay veces incluso que el opuesto del Norte es el Norte mismo!”

El joven miraba con los ojos abiertos y sin palabras al viejo marinero que seguía serio y concentrado en su cuerda…
no podía creerse lo que estaba escuchando… ¿quizás aquel hombre estaba loco?
De repente le joven dijo: “abuelo, pero qué me estás contando! El Norte es el Norte y el Sur es el Sur, siempre fue así. Es así que los marineros se guían, desde siempre… no entiendo cómo puedes decir que todo cambia a cada segundo…”

Y el viejo, sin levantar la mirada de su labor manual, pero quizás con una pequeña sonrisa dibujada entre las arrugas, le contestó, tranquilo:
“Claro que todo cambia!
Todo cambia, como las olas del mar.
Cómo no van a cambiar los puntos cardinales?
El marinero se lanza a la mar sin saber nada y luego verá como seguir su rumbo…
Se trata de hecho de una apuesta, de un arriesgo, de un atrevimiento: empieza con un rumbo pero luego se da cuenta que ya se ha transformado en otro, así que tiene que ajustar su viaje y reinventarlo para seguir buscando lo que busca.
Y lo más divertido: sabe él lo que busca? Sabe él cual es su verdadero norte?
Al final, te darás cuenta, todas las direcciones no so rectas rectas son como serpientes marinas que van deslizando sinuosamente. Tentáculos imprevisibles. Vivos.
Y hay infinitas direcciones en continuo movimiento. Encontrar el Norte verdadero, el Norte exacto, dentro de esta fluida infinidad, es imposible.”

Ahora el joven estaba confundido de verdad… no entendía de qué estaba hablando este señor. Seguramente estaba loco!
O peor aún, se estaba mofando de él!
Ah, claro: seguro que le estaba tomando el pelo! Lo estaba tratando de estúpido!
En seguida el joven se irritó terriblemente.
Se levantó de repente, miró el viejo con resentimiento y, ofendido, sin saludarlo se giró para marcharse de allí, lo más lejos posible.

Ya estaba a unos cuantos pasos de distancia cuando escuchó de nuevo la voz segura y tranquila de aquel viejo y no pudo evitar de ponerle atención:
“Mi querido joven, de qué sirve alejarse tanto?
No ves que todos tus pasos que te alejan de mí, si los sigues hasta el final, acabarían trayéndote aquí de nuevo? Esto se llama circunnavegación! Cuanto más rápido te alejas, más rápido acabarás volviendo aquí a este pobre viejo.
Cada dirección parece que se aleja de las otras, pero en realidad, lo que hace es irse a la búsqueda de su opuesto para volver al centro.
Todos los Nortes están atraídos por sus Sures”.

De repente la irritación del joven se esfumó en un instante: ahora entendía que aquel viejo hablaba de algo más interesante de una simple rosa de los vientos… algo que quería decir algo más de lo que parecía al principio…

El viejo levantó los ojos profundos cuanto el mar para ver si ahora de verdad el joven escuchaba atentamente y con su voz lejana como el viento del Sur dijo una última cosa:
“Cuando sale del centro toda dirección se aleja de las otras simplemente para volver a abrazarse de nuevo con ellas en el mismo centro, al final del viaje. Pero antes de poder volver, ha de pasar por sus antípodas que es su centro opuesto, su centro oculto, el más difícil de alcanzar!”

Y al cerrar la boca, como si se tratara de un fantasma, el viejo despareció de repente y la cuerda que sujetaba en sus manos cayó al suelo…
Ya no había nadie allí!

El joven, asustado, abrió los ojos de repente! Se había dormido un segundo, mientras trabajaba sentado sobre las cuerdas junto con el viejo marinero!
Qué susto! Seguro que había soñado todo… todo aquello fue tan sólo una loca imaginación.
Respiró profundo, se tranquilizó y volvió a la realidad.
Pero aquel sueño aún le parecía tan real…

Se miró alrededor y todo estaba normal.
El viejo, concentrado en su trabajo, en silencio seguía anudando su cuerda gruesa y rígida con sus manos expertas.

Tan sólo una pequeña sonrisa, quizás, estaba dibujada en su cara, entre sus arrugas misteriosas…



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