Querer ser mejor que los padres no suele traer buenos resultados.
No importa si los clasificas de ‘buenos’ o ‘malos’ padres, si sigues compitiendo con ellos te quedas atrapado en el pasado y no te concentras en tu camino presente.
Muy a menudo querer ser mejor persona es una manera indirecta de querer humillar a los otros, los que serían ‘los peores’.
Algo que aparentemente es un camino de luz se puede fundar en realidad en la venganza y el reproche frustrado. Eso no es un buen fundamento para ningún camino de crecimiento libre y positivo.
En vez de querer ser mejor que los padres, sería más conveniente decirles, internamente, estas palabras:
“Queridos padres, gracias a vosotros yo sé cómo me gustaría llegar a ser.
Si podré hacerlo diferente de cómo lo hicisteis conmigo, será también gracias a vosotros y a todo lo que me enseñasteis.
Gracias a todo lo que me disteis en abundancia yo ahora tengo fuerza y recursos.
Gracias a todo lo que no me disteis suficiente yo ahora sé claramente lo que necesito y que busco en mi vida.
Gracias a todo lo que me disteis y que yo no quería yo sé ahora lo que quiero evitar.
Si realmente lograré hacerlo diferente, igualmente soy vuestro hijo.
Vuestro trabajo fue el fundamento para el trabajo que puedo hacer yo ahora en mi vida.
Todo éxito que pueda tener en la vida es también gracias a lo que conseguisteis darme y por eso es un éxito compartido.
Un éxito de todos nosotros.
Quiero hacerlo mejor sólo porque gracias a vosotros yo ahora puedo hacerlo.
Intentaré ser lo mejor que puedo para que todos nos alegremos.”
@mas.pietrobon constelador familiar
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